Principales

Thomas Chalmers y la Educación Teológica Reformada.

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En el día de ayer (31 de Octubre), fuimos varios los que compartimos (o quizás no) alguna frase o reflexión que hacía alusión a la celebración de la Reforma Protestante. Hoy, 01 de Noviembre, quisiera invitar a todos aquellos que están leyendo esto a una celebración, pero también a una reflexión.

Esta celebración es justamente uno de los tantos frutos de la Reforma, y tiene relación en que hoy el Edinburgh Theological Seminary (Free Church College) cumple 175 años.

Ahora, ¿Por qué hacer mención de esto? Porque justamente la creación de este seminario está enmarcado en la pasión que varios ministros reformados tuvieron por seguir reformando una iglesia que se decía reformada, pero que en el fondo, no lo era.

Hoy se cumplen 175 desde que Thomas Chalmers (1780-1847) dio su discurso inaugural un 01 de Noviembre de 1843 aquí en Edimburgo.

Situando el Contexto

La mentalidad un cristiano reformado está totalmente sometida a las Escrituras. Esta forma de pensar, y a la vez de vivir, hace que el corazón del creyente se encienda de pasión por la Gloria de Dios. Es justamente el Espíritu Santo, el autor de las Escrituras, quien pone un celo santo y humilde en la vida del creyente, el cual lo lleva a trabajar en la edificación de la Iglesia de Cristo, mediante el uso de sus dones y del reflejo de una vida piadosa.

Fue justamente esto, lo que llevo al desarrollo de la Disrupción el 18 de Mayo de 1843 y como consecuencia, a la formación de la Free Church of Scotland o Iglesia Libre de Escocia. Ahora la pregunta es ¿Libres de qué? Libres de dos cosas principalmente:

  • De un acta que permitía a los señores adinerados y dueños de tierras escoger a los Ministros o pastores, violando el sistema básico del presbiterianismo donde es la congregación quien elige a sus Ministros.
  • Libre de un tipo presbiterianismo que estaba siendo moldeado por la cultura de la época y no por la Palabra de Dios.

 

Desde el 1833 al 1843, se desarrolla lo que se conoce como “Los 10 años de Conflicto”. Durante este periodo, algunos miembros y pastores de la Iglesia de Escocia empezaron a manifestar una disconformidad con aquella política eclesiástica donde los “poderosos” controlaban la nominación e instalación de los pastores. Sin embargo, esta disconformidad no se quedó en un mero sentimentalismo de queja, sino todo lo contrario: ellos trabajaron por la Gloria de Dios y la edificación de la iglesia a pesar de la oposición.

Mientras un sector de la Iglesia, conocidos como los Moderados, abandonaban implícitamente la Confesionalidad Reformada (expresada en este caso en la Confesión de Fe de Westminster) y apoyaba el Patronage Act (del punto 1), otro sector de la Iglesia deseaba ser fiel a las verdades de la Biblia y a su herencia Reformada.

Este último grupo, conocidos como los Evangélicos, fueron quienes trabajaron con gozo en medio de la adversidad. Mientras los Presbiterianos Moderados predicaban acerca de cómo ser un mejor ciudadano y tener un comportamiento ejemplar, los Presbiterianos Evangélicos predicaban acerca de la justificación, santificación y la Obra de Cristo. Mientras los Ministros Moderados se juntaban con personas de la alta clase social para discutir sobre filosofía y moralismo, los Ministros Evangélicos organizaban conferencias, como la de Glasgow en 1840, donde los temas que se exponían hacían referencia a “La Naturaleza de un Avivamiento”, “La Obra de Cristo en conexión con el Avivamiento”, “La Obra del Espíritu Santo en el Avivamiento”, “La Soberanía de Dios conectada con el Avivamiento”, “La Oración”, “La vida Piadosa de los Creyentes” y así sucesivamente. Creo que ya te puedes hacer una idea de las diferencias entre ambos grupos.

Chalmers

Una de las personas que justamente era un pastor Moderado y que de cierta manera “experimenta una conversión” fue Thomas Chalmers. Él pudo notar las debilidades de un mero cristianismo cultural que abogaba solamente por transformaciones sociales, pero que no apuntaba a una transformación del corazón mediante la explicita predicación del Evangelio. Chalmers comprendió que solamente a través de corazones verdaderamente reformados por el Espíritu Santo, es posible ver, como uno de los tantos frutos del evangelio, verdaderos cambios eclesiásticos y sociales. Por lo tanto, no hay que poner en tela de duda que la cosmovisión reformada será explicita en sus convicciones bíblicas y confesionales, y a la vez, también será explicita en el trabajo de la renovación social, cultural, educacional, científica y artística. Enumero conscientemente estos últimos puntos porque justamente Thomas Chalmers y muchos ministros y miembros de la Free Church, fueron un ejemplo vivo de que el Poder del Evangelio es capaz de dar vida a aquellos que están muertos en sus delitos y pecados, y como consecuencia de eso, vivir para la Gloria de Dios en cada área de la vida.

Es por eso que cuando ocurre uno de los mayores eventos sociales y religiosos del siglo XIX aquí en Escocia, es decir, la Protesta de la Presbiterianos Evangélicos y como consecuencia, el desarrollo de la Iglesia Libre de Escocia (18 de Mayo de 1843), Thomas Chalmers impregna por medio de su predicación el gozo del evangelio a los 474 Ministros que acababan de quedar sin hogar y sin sueldo debido a que declaraban su adherencia a los principios del Evangelio y no a los principios de hombres. Parafraseando a Chalmers, los pastores presbiterianos decidieron sacrificar todas sus posesiones terrenales en vez de sacrificar los principios del evangelio.

Imaginemos el contexto: pastores sin casas ni sueldos, congregaciones que junto a sus pastores eran expulsados de los templos, y así podría seguir enumerando las dificultades. Pero lo anterior no fue para nada un impedimento para cumplir con la Gran Comisión. Ellos sabían que no podían quedarse quietos. Ellos debían seguir trabajando. Ellos debían trabajar para construir cientos de edificios para sus iglesias, para construir cientos de escuelas (siguiendo con la visión reformada de Knox de la relación entre las iglesias y la educación del pueblo), trabajar para dar un sueldo digno a sus pastores que lo habían perdido todo, trabajar para construir casas pastorales, trabajar para ayudar a los niños pobres de Edimburgo y Escocia, pero también trabajar para formar un centro de educación teológica que sirviera para preparar futuros Ministros y Lideres que fuesen fieles a la Biblia, Confesionalidad Reformada y fieles al llamado de impactar en la Iglesia y Sociedad.

Es por este motivo que a solo casi 6 meses después de la formación de la Free Church, comienza a funcionar un Seminario cuya misión principal no era predicar los principios de la nueva denominación, sino los Principios del Evangelio.

Fue justamente un hombre como Thomas Chalmers, un amante de las matemáticas y de la astronomía, un predicador del evangelio, además de ser un profesor universitario que se juntaba con sus estudiantes a orar y a motivarlos con el trabajo misionero en la Universidad de St. Andrews, y que luego en la Universidad de Edimburgo tuvo como alumno a Robert Murray McCheyne, quien ayudó junto a varios otros a levantar esta nueva casa de estudios. Fue Chalmers, un pastor reformado que estaba involucrado en la problemática social de Escocia y que además inició un movimiento para ayudar a resolver el problema del sueldo de los pastores de la nueva denominación, que junto a un equipo de trabajo, vieron la necesidad de la gente –y que la cosecha estaba lista – y asumieron con urgencia la necesidad de construir un lugar de formación teológica y práctica de futuros pastores y misioneros.

Este fue el espíritu que impulsó la creación de esta casa de estudios, donde se sumaron profesores de gran importancia en la historia de la Teología Reformada, como William Cunningham, John “Rabbi” Duncan, George Smeaton, James Buchanan y James Bannerman, cuyo libro sobre la doctrina de la Naturaleza y Gobierno de la Iglesia (The Church of Christ) es un texto obligado para todo estudiante y pastor reformado.

La visión de Chalmers, como primer Rector del Seminario, puede ser reflejada en las siguientes palabras:

“Al joven que frecuente nuestras clases, le será dicho con toda la seriedad y énfasis que el pastor Cristiano es un hombre sin rango…y aunque el debería tener una educación la cual le califique para mantener conversación con príncipes y compañeros, es su gloria peculiar ser un frecuente visitante de la cabaña humilde del pobre, y de orar por el pobre hombre que está muriendo en su cama”.1

Reflexión

¿Hasta qué punto estamos comprometidos con el Evangelio? Se que el Señor está despertando a muchas personas a conocer las Doctrinas de la Gracia en el mundo hispanohablante, pero deberíamos preguntarnos ¿Son asuntos que se quedan en las redes sociales, o son principios que han transformado nuestro corazón? Un simple análisis nos puede ayudar a responder esta pregunta. Un conocimiento real de las verdades bíblicas y reformadas nos hará amar más la Gloria de Dios, y esto será reflejado en un deleite y gozo al tener comunión con el Dios Trino. La consecuencia de esto será un amor hacia la Iglesia y un deseo de que esta sea edificada y no destruida por un sectarismo barnizado con buenos conceptos teológicos.

Creo que una de las cosas que necesitamos recuperar dentro de Latinoamérica, es la Doctrina de la Catolicidad y Unidad de la Iglesia Reformada. Dentro de las distintas generaciones de reformadores, no solamente existía un celo por la sana doctrina, sino también por la Unidad de Iglesia. Una correcta asimilación de las Doctrinas de la Gracia traerá unidad en base a la verdad y no divisiones carnales en nombre de la verdad.

Quisiera terminar esta reflexión destacando el punto anterior, con las palabras de uno de los primeros profesores del seminario y misionero a los judíos, John “Rabbi” Duncan (1796-1870):

«Me regocijo en ser un miembro de la Free Church, pero me regocijo aún más en ser un miembro de la Iglesia Católica (universal) del Señor Jesús.»

Esto fue posible decirlo ya que entendía que «el pulso de la Iglesia Cristiana late desde su corazón en el Cielo».

Que el Señor te bendiga,

Israel Guerrero Leiva

 

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  1. Citado en Sandy Finlayson, Unity and Diversity: The Founders of the Free Church of Scotland (Fearn: Christian Focus, 2010), 53-54.

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