Historia de la Iglesia, Principales

Cristianismo Real por William Wilberforce

william wilberforce

Empecé a estudiar nuevamente el libro “Cristianismo Real”  (Una visión práctica del sistema religioso prevaleciente entre cristianos profesos de las clases medias y altas de este país, en contraste con el cristianismo real) de William Wilberforce, y para mi es imposible no compartir con cada uno de ustedes algunos pensamientos y extractos de cada uno de sus capítulos.

Wilberforce, conocido por la lucha y abolición del comercio de esclavos en Inglaterra, fue ampliamente aconsejado, y por qué no decirlo, discipulado por el pastor calvinista John Newton (sí, el mismo que escribió la letra del tan profundo himno “Amazing Grace” o “Sublime Gracia”), esto lo llevó a publicar, en el año 1797, el libro que fundamentó las bases para retar no solamente a los que esclavizaban y comercializaban esclavos africanos, sino también en exponer las mentiras de aquellos que también esclavizaban y comercializaban un falso evangelio.

Ese terrible otro evangelio  que tristemente (y lo digo con el dolor de mi alma) se ha incrustado, en un notable porcentaje, en el corazón de aquellos que profesan ser cristianos, o como lo llamó Wilberforce, un cristianismo cultural. Ese otro evangelio que te exige vivir una vida moral y  “ultra-santificada” para ser aceptado por Dios (legalismo) o por otro lado, aquel que dice tener tanta sana doctrina, que la libertad que han encontrado en las doctrinas de la Gracia, la convirtien en libertinaje, desarrollando nuevamente un antinomianismo (“pequemos, pequemos! Para que la Gracia sobreabunde!», reza el dicho típico de aquellos que van contra la ley).

En fin, dejaré con ustedes algunos fragmentos de la Introducción y Capitulo 1 del libro “Cristianismo Real”.

PD: Usted verá algunas cosas subrayadas, que corresponde a lo mismo que está subrayado en la copia de mi libro.

Introducción original de Wilberforce

Explicación del autor:

Lo que trato de lograr

 

Ha sido mi deseo, desde varios años, escribir a mis conciudadanos sobre el tema de la fe (o religión).

Más allá de lo que usted pueda opinar sobre la calidad de la redacción, permítame asegurarle que lo que he escrito en estas páginas ha sido tratado con gran cuidado. El tema abordado es de tanta importancia, que he investigado cuidadosamente, preguntando y reflexionado repetidamente todo lo que usted está a punto de leer.

Alguien indudablemente objetará que, como no soy un teólogo, no estoy debidamente calificado para tratar este tema. Pero en lugar de eso, creo suficiente señalar que todos tenemos la obligación de hacer cuanto esté a nuestro alcance para promover el bienestar de nuestro prójimo. Si usted ama a alguien que está arruinando su vida por creencias equivocadas y no hace nada porque teme lo que otros puedan pensar, podría parecer que en lugar de ser amoroso, usted está en realidad siendo cruel.

Me siento molesto cuando veo a la mayoría de los así llamados cristianos, tener tan poco entendimiento de la naturaleza real de la fe que profesan. La fe es un tema de tal importancia, que no deberíamos ignorarla por las distracciones o el agitado ritmo de nuestra vida. La vida, tal como la conocemos, con sus altos y bajos, pronto acabará. Todos rendiremos cuentas ante Dios de cómo hemos vivido. Debido a esta verdad, no andaré con miramientos en lo que aquí escriba.  Si lo que escribo suena demasiado rígido o austero, sólo le pido que verifique lo que tengo para decir, con lo que la Biblia enseña. Esa es la única opinión que cuenta. Si acepta la autoridad de la Biblia, supongo que estará de acuerdo.

Capítulo Uno

El estado del cristianismo contemporáneo.

Cristianismo cultural, lo que la Biblia dice, el problema de la ignorancia.

Antes de encarar los problemas específicos planteados por lo que de aquí en adelante llamaré cristianismo cultural […] Usted podría conocer algunas de las verdades básicas del cristianismo, pero no tener idea de cómo esas verdades deberían aplicarse a su vida. […] Los cristianos culturales ¿ven la fe cristiana como algo suficientemente importante como para convertirla en una prioridad para enseñar a sus hijos qué creen y por qué lo creen? […] ¿Puede entonces asombrar a alguien que la condición espiritual de nuestro país importe tan poco a quienes ni siquiera educan a sus propios hijos en el cristianismo verdadero? Sus conductas reflejan su ausencia de preocupación, no sólo por el estado del cristianismo en nuestro país, sino por la necesidad de comunicar el mensaje de Cristo a los que se encuentran en otras partes del mundo y que no han conocido esta verdad.

[…]

Cuando sus conversaciones se tornen verdaderamente serias, podrá ver cuán poco de su cristianismo tiene que ver con la fe enseñada por Jesús. Todo se vuelve subjetivo. Su conducta no es medida por los estándares establecidos por el evangelio. Ellos han desarrollado sus propias filosofías, a las que intentarán hacer pasar por fe cristiana.

El gran problema en estos casos es el hecho de que estos hombres y mujeres han llegado a conclusiones sin ningún estudio de la Biblia. La Biblia reposa empolvada en el estante. Estas personas son bíblicamente incultas.

[…]

Estas son cuestiones eternas. Hay demasiado en juego.

Usted debe preguntarse qué es lo que Dios dice sobre esto. Previamente he hecho notar que un día deberemos dar cuenta de cómo hemos vivido y qué hemos hecho con lo que Dios nos ha dado. […] Debo preguntarme qué es lo que Dios piensa de nuestra voluntaria ignorancia en estos temas.

[…]

El cuidadoso estudio de la Biblia nos revelará nuestra propia ignorancia de estas cosas. Nos desafiará a rechazar un entendimiento superficial del cristianismo y nos recalcará que es imperativo no ser sólo religiosos o morales, sino que dominemos la Biblia intelectualmente, integremos sus principios morales a nuestra vida y pongamos en acción lo que hemos aprendido con la práctica.

La Biblia es uno de los regalos más maravillosos que Dios ha dado a la humanidad. […]

El mayor donde Dios es a menudo rechazado categóricamente, o tratado como si fuese algo de poco valor. Pero si en verdad comenzáramos a estudiar la Biblia, seríamos impactados por el verdadero valor de este regalo. Parece absurdo que tengamos que exhortar a las personas a que estudien la Biblia. […]

Aquí no estoy hablando de no creyentes. Hablo de quienes dicen que creen que la Biblia es la Palabra de Dios y dicen que han dedicado su vida a Jesucristo.

Lo que creemos determina cómo vivimos. […] Tales personas a menudo no son capaces de distinguir lo correcto de lo incorrecto o la verdad del error.

Esta es una razón por la cual el estudio diligente de la Biblia es tan importante. Es aquí donde Dios nos ha dado las instrucciones que necesitamos para ser capaces de distinguir lo correcto de lo incorrecto y la verdad del error. Sin entender sus principios o preceptos nos convertiremos en víctimas de nuestra propia subjetividad. ¿Cuán provechosa puede ser nuestra subjetividad si nuestra conciencia ha sido cauterizada, nuestro corazón endurecido y nuestra mente cegada a toda distinción moral?

Una auténtica fe requiere honestidad mental, el uso sistemático de medios de conocimiento e instrucción, la humildad que fomenta el deseo de ser instruido, y una conclusión sin prejuicios sobre este proceso vaya revelando. Si nos acercamos al estudio de la Biblia de esta manera, Dios cumplirá sus promesas. […]

Pero tal oportunidad viene acompañada de responsabilidad. Si nos hemos conformado con el cristianismo cultural y hemos permanecido ignorantes o sin responder a la auténtica fe ¿qué clase de justificación seremos capaces de darle a Dios?

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Espero que puedas reflexionar en estas palabras, y si quieres, compartirlas también. Recuerda lo que dijo Wilberforce: “Si usted ama a alguien que está arruinando su vida por creencias equivocadas y no hace nada porque teme lo que otros puedan pensar, podría parecer que en lugar de ser amoroso, usted está en realidad siendo cruel.”

Pero más importante aún es lo que nos dice la Biblia en 2º Timoteo capítulo 4:

Predica la palabra

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

En Cristo, Israel.

Lee aquí la segunda parte Resumen del Capítulo 2
Soli Deo Gloria!

1 comentario en “Cristianismo Real por William Wilberforce”

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